Es un rodillo

El sábado noche se esperaba con ansiedad por ver el duelo entre los dos genios argentinos del fútbol, el vertiginoso Messi y el habilidoso Agüero. El duelo, que se había presentado como una velada nocturna de pasión, como se suele presentar normalmente el Partido del Siglo (de cada año), quedó resuelto en 10 minutos, lo que tardó el F.C.Barcelona en demostrar su superioridad de manera imponente.

Cierto es que la calidad de los goles podría llevar a engaño: una jugada de estrategia, un penalti y una pillería en forma de falta de Leo, pero al final de los 90 minutos no había lugar a la duda. Este Barsa ha recuperado la presión arriba de los tiempos buenos de Rijkaard, Xavi es Guardiola hace 12 años, a Iniesta todos saben cómo pararle pero nadie lo hace, los delanteros están hambrientos y Messi es un genio. Si le unimos una parcial seguridad defensiva, tenemos un rodillo que debería arrasar en la Liga.

La afirmación anterior peca de ventajista obviamente, pero es que el enamoramiento general hacia el juego de este equipo lleva a dejarse arrastrar por los elogios continuos. Es un equipazo, que juega como un equipazo (bien) y encima divierte (bonito). Si cogen el balón te matan, si lo coges tú ya puedes ser preciso, porque si no te lo quitan y te matan. Si el partido está soso, ellos tienen más probabilidades de resolver por individualidades, si va de un lado a otro, ellos tienen más velocidad. Este Barcelona es capaz de ganar en casi cualquier contexto, sólo un milagro puede librarte. O no tienen el día o no quieren tenerlo, y ni aún así garantizas la victoria. Porque también poseen esa dosis de carácter propia de los equipos ganadores de cada época. El Barcelona tiene equipo para dominar una trayectoria más bien amplia, si es que son capaces de no repetir errores pasados. Acomodarse y ser consentidos es la única posibilidad de llegar a la debilidad constante de este equipo.