12 de agosto de 2007

Primer palo

Se veía venir. La campaña propagandística lanzada en favor de Schuster carecía de sentido real, o al menos se avistaba desde muy lejos. Vendieron al madridismo algo que no era cierto y que está lejos de convertirse en tal. Schuster avivó los fantasmas de Capello, aquellos que si no recuerdo mal vencieron una Liga, alineó juntos a Gago y a Diarrá, y colocó a Raúl en la puerta simbólica del banquillo: la punta más punta del ataque.


Guti se hundió en el anonimato que suele lucir, Diarrá fue una máquina de perder balones, Gago no construía y lo que destruía era lo menos importante. Añadiendo a eso que Cannavaro y Pepe no se compenetran, y que Ramos en el lateral se pierde en la locura, el resultado de ayer parece favorable al Real Madrid. Sólo Robinho quiso enseñar, quizás Balboa apuntó desequilibrio y por supuesto un Casillas notable, salvaron al Madrid de un Hannover sevillano.


Los de Juande siguen igual. Ritmo vibrante, aprovechamiento de las bandas. Me quedo con un detalle de los nervionenses ayer. Si recuperan a Duda, es un refuerzo con mayúsculas. De los nuevos Keita apañará a Poulsen cuando el danés no esté, aunque ojo no vayan a ser pareja titular. De Mul desequilibra, pero Navas le tiene ganada la partida. Boulharouz es un seguro, aunque ayer no tuvo trabajo.

Mención aparte para Dani Alves. Se sigue jugando su futuro, y lo hace de una manera inusual en el futbolista: jugando al fútbol. Cada día que pasa Del Nido tiene más razones para justificar el rechazo a un ofertón. Los diamantes no se venden, y si se quieren ir, como Alves, lo hacen por la puerta grande del triunfo. Como el de ayer. Como los del año pasado. Este Sevilla sigue igual en estilo, en formas. Cambian los jugadores, nada más. Y a mejor.

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