El rey escorpión y los pequeños demonios

Francelino Matuzalem Da Silva se ha convertido en unos pocos días en Matu para el zaragocismo. De lo que deja la pretemporada en el ámbito nacional, nace un afluente poco importante mediáticamente pero vital para el desarrollo de un conjunto que quiere aspirar a todo: Matuzalem. Matu. El rey escorpión.


El frío ucraniano no era apetecible para un hombre acostumbrado al carnaval brasileiro. Matuzalem lleva la samba al campo, pero sabe compaginar sacrificio con virtuosismo. Mezcla finura exquisita con carácter de púgil. Los Pajaritos vieron las primeras conexiones con su compinche Oliveira, pero también esa tentación de tirarse al barro cuando así se necesite. Liberar a Zapater como principal función, deleitar a su afición como cabezonería, la pretemporada ha dejado a Matuzalem como un hombre comprometido y querido.

De Matu dicen que se parece en lo físico a Nayim y recuerda en algunos trazos la sensibilidad de Aragón. Digamos que la mezcla hace la esencia y que en este caso la esencia apunta a la excelencia. Si el tino no anda desviado y Victor le encuentra un sitio, estamos ante un rival de enjundia.

Almería está de fiesta desde que el equipo consiguiera el ansiado ascenso a Primera. En el Almería juega un futbolista especial. Talento es la palabra que lleva junto a su pequeño cuerpo. Albert Crusat fue y es un grande muy pequeño. Una bala recién disparada, correcto en el regate y portentoso en sus escaramuzas por el área, Crusat, canterano espanyolista con lo que ello conlleva, tiene en el punto de mira la Primera División, algo a lo que había aspirado correctamente desde el purgatorio de la Segunda.

Caso parecido al de Javier Camuñas. En Xerez había pasado su tiempo. Su talento había madurado y necesitaba otro sitio donde poder explotarlo. El Recre lo ofreció la oportunidad y la pretemporada ya ha dictaminado que va a ser importante. Con Marcos, con Pongolle, heredando la posición de Santi Cazorla. La espera puede haberle valido la pena.