9 de julio de 2007


Roger Federer, rey de reyes en el verde de Wimbledon, volvió a vencer ayer a Rafa Nadal, el príncipe y alumno aventajado en una final que pasará a la historia (y no es un tópico) por la igualdad, rivalidad y genialidad de ambos contendientes.

El suizo ha hecho de la central del All England su jardín privado altamente cotizado. Eso sí, un mallorquín que posee terrenos fértiles en la tierra batida francesa, ha pedido ya precio durante dos años, y quizás al próximo ya no sea aviso sino un hecho la victoria de Nadal. Porque ayer el manacorí consiguió por momentos amedrentar al suizo buscándole el revés con golpes altos. No estaba fino el rey y falló bolas en peloteos largos, territorio inexpugnable de Nadal.



Así, Rafa consiguió llevarle al quinto ser con bastante solvencia. Pero sabía que el tie break perdido en el primero podía decantar la balanza final. Y así fue. Nadal casi cruzó la puerta del jardín de Federer en el quinto, pero, cuando no aprovechó las oportunidades que el suizo le dejó, salió de su casa con la cabeza un tanto gacha. Eso sí, la volvió a subir cuando, el rey, le pegó un grito, se abrazó a él y le invitó a tomar un chocolate. Quizás al año que viene la casa cambie de propietario, aunque el espíritu de Federer siempre estará presente como pentacampeón que es.



A pocos kilómetros de la pista de Wimbledon rugían los motores de la F1. Se presentaba el duelo esperado entre Hamilton, ídolo local, y Alonso, doble campeón mundial y maestro involuntario del inglés. Pero Hamilton, menos cargado que su rival, cedió en su primera parada dos puestos, lo que aprovechó Alonso para ponerse al frente. Después, la parada tan rápida que hubo de hacer Alonso, le hizo perder el primer puesto en beneficio de Kimi Raikonen, del que nadie espera nada, pero el cual yo creo que será el próximo campeón del mundo.

Así pues decepción británica, incluídos los Beckham, medio alegría española y frialdad de Kimi, que se acerca a los dos gallos con un coche ahora mismo superior.



Y en Canterbury, sin salir de las Islas, Robbie Mcewen dio una exhibición fantástica tras sufrir un enganchón a 18 kilómetros de meta. El australiano recuperó con la ayuda de Aerts, Van Summeren y compañía, hubo de progresar en el grupo sin ayuda, y cuando el sprint iba a ser lanzado por Freire y Hushovd, apareció Mcewen, quien pasó a Boonen y sacó de rueda a todo el mundo. Un señor sprinter.



P.D: Tengo un problema con blogger, el cual no me deja colocar títulos en este post ni en el que publicaré a continuación. El título de este post era: "Un jardín cotizado, un inglés amedrentado y un australiano demasiado bueno"

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1 Comentarios:

At 11:35 a. m., Blogger Andrés Romero dijo...

Federer es mucho Federer. La verdad es que Rafa Nadal este año le ha dado más guerra en el pasado, pero el number one suizo es muy duro de roer.


Saludos.

 

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