Sentimentalismo contra la lógica

Fernando Torres se va. Es la noticia que debe afrontar el mundo atlético. Era un rumor sin sentido durante muchos años, aunque con la reciente confirmación del fichaje colchonero del uruguayo Diego Forlán se convierte en realidad.

Como siempre ante una noticia se puede reaccionar de varias maneras. Siendo la novedad de tal calibre como es la marcha de una insignia del Atlético, la disyuntiva se acerca al sentimentalismo o hacia la lógica.

Unos adoran a Torres cual semidios. Entonces el cambio Forlán - Torres aperece como una nueva pifiada de la directiva colchonera, incapaz no solo de gestionar la economía de manera coherente sino también de mantener al único valor que todavía llevaba en él las características del Atleti de los 90.


La lógica, y a la que un servidor se une, es que el Atlético acaba de hacer el negocio de su vida. Se marcha Torres, buen delantero a un precio de mercado desmesurado y una estrella defendida por la afición que ha sido incapaz de llevar a su equipo a las cotas deseadas. Y llega un delantero más barato, del mismo perfil, que en sus campañas en España ha hecho más goles y que encima se moría de ganas por jugar en el Calderón, algo a lo que Torres se había acostumbrado con el consiguiente acomodamiento.

Por lo tanto defender el sentimentalismo es ilógico en el caso de Torres. Porque con datos encima de la mesa, podremos afirmar que Torres es un buen delantero, que te asegura 10 goles por temporada, que siente al Atleti y que no ha logrado lo que siempre le han pedido. Y de Forlán diremos que asegura más goles, que le gusta el calderón, que su precio es mucho más acorde con su calidad....que el negocio que hace el Atlético, por una vez, es bueno.

Estamos locos

Y el mercado nunca deja de darnos sorpresas. La última viene del ONO Stadium. Era sabido que Manzano no gustaba de trabajar con el serbio Jankovic, al parecer algo disperso a la hora de realizar su trabajo semanal. Ajeno a todo ello, la audiencia de la Liga dictó que sl serbio iba para jugadorazo. Su temporada ha sido sensacional, teniendo en cuenta el banquillo que ha chupado.

Sorprende cuando menos que ningún club de la Liga se haya interesado en el prometedor mediocampista serbio, y que sea el Palermo de los tarugos Simplicio, Bresciano y el dictador insensato Guidolín. Allí va un prometedor jugador a un precio ridículo. ¿Se acabará entonces su carrera?