Héroes y caídos

El entorno futbolístico gira entorno a los representantes y jugadores. Los periódicos se empeñan en hacer reir, llorar y alucinar, mientras en los despachos las prisas por dar luz a los proyectos se calma por la abundancia del tiempo. En Getafe y Sevilla ya preparan desde hace días la final de Copa en lo que es la fiesta del fútbol español, probablemente empañada por el rumor de turno del Real Madrid.

Donde no viven de fichajes es en Argentina. La Bombonera es fiesta, la joda se apodera de todos los boquenses. Y es que Juan Román, ídolo eterno de los xeneizes, locura desatada de alegría futbolística, deparó otra de sus grandes noches para corroborar definitivamente el éxito de Boca en la Libertadores. Riquelme alegraba a la hinchada a la vez que el Villarreal se metía en UEFA con un final post-Riquelme espectacular.

Demuestra ello que Riquelme, que nunca dejará de ser un magnífico pelotero, se pierde fuera de América. Porque allí todo el fútbol se centra en él, y él mismo dispone el ritmo del encuentro. Aquí sufre a la velocidad, aún mucho menor a la de su pensamiento, pero más rauda que la de sus movimientos. Porque Riquelme, pura dinamita incomprendida en el vestuario amarillo, ha logrado dos cosas. La primera, queriendo, ganar la Libertadores para su amado Boca. La segunda, sin querer, darle al Villarreal el trampolín que necesitaba para lograr sus objetivos.

La otra cara de la moneda es Savio Bortolini. Se expande por Zaragoza un movimiento en su contra que él mismo ha labrado con sus actos. La historia viene de su salida del club aragonés, que Savio justificó por el mal estado de salud de su padre. El Zaragoza le dio todas las facilidades, e incluso le homenajeó cuando el brasileño marcó ante el Alavés en su último partido. Eso sí, fabricó su escudo con una claúsula que hacía que cualquier equipo europeo que lo fichara hasta 2008 debería pagar una cantidad cercana a los 8.5 millones de euros.

Ya se debía temer algo por entonces la directiva comandada por Solans. Y es que el invierno pasado observamos atónitos como Savio ficha por la Real. ¿Había mejorado su padre?¿Tan necesitado estaba Savio? Agapito, de buena fe, negoció con la Real, de forma que el club donostiarra pagara sólo 600.000 euros.

Ahora Savio vuelve a reirse del Zaragoza con su marcha al Levante. Lo peor de todo es que se tapa con su nuevo club, que no accede a pagar el dinero. Claro que el Real Zaragoza sabe que la cifra es desorbitada, pero se puede negociar. Yo desde aquí, y sabiendo del recurso de Agapito a otras instancias, aviso. Que no tonteen Savio y el Levante no vayan a pagar todo el dinero. Desde luego la culpa del brasileño. Como siempre.

P.D:

Del Nido: Vamos a ganar la final de Copa sí o sí.

Guiza: Nosotros no somos tan bocas como Del Nido.

Del Nido: ¿Y quién es ese Guiza?

Jajaja me encanta este hombre. A lo mejor le hago un blog en exclusiva. Porque llegó la tarde y en Brunete le preguntan:

¿Está nervioso para la final de Copa?

Para nada, estoy acostumbrado a jugar finales.

¿Y qué tal equipo traen a este torneo?

El año pasado fuimos campeones, y este año es mejor.

Lo dicho, genio y figura.