Duelo de ejércitos

El sargento Juande había ideado la estrategia ideal para derrotar al coronel Ziganda. Los cascos rojos llegaban a orillas de Guadalquivir con una ligera pero insuficiente ventaja. Arrivaron ambos bandos al campo de batalla con las lecciones bien aprendidas gracias a su primer enfrentamiento, que como ya hemos dicho, se había saldado con ventaja navarra.

El choque se inició con la pasividad de ambos bandos, expectantes, como esperando a que el contrario diera un golpe, para él dar uno más duro. Ahí estaban los cabos Navarro y Poulsen enfrentados a sus homónimos Cruchaga o Cuéllar. Sin embargo el sargento Juande arengó a sus muchachos y les incitó a aprovechar sus armas más poderosas. Ritmo vertiginoso y golpes a las debilidades más patentes del rival.

Primero, el soldado Luis Fabiano aprovechó un despiste en las trincheras, donde se ganan o pierden las guerras. Dos pasos certeros y el disparo definitivo. Se había igualado la contienda y el ambiente hostil y emocionante del entorno del campo de batalla hacían presagiar que los blancos sentenciarían el combate.

Y fue ya tras el descanso cuando el soldado con más medallas acreditadas, el brasileño Dani Alves, puso la muerte del rival en manos de Renato. Su compatriota no falló y el combate acabó con victoria local. Fue entonces cuando los ilustres espectadores entonaron el himno victorioso de su ejército, a la vez que aplaudían el esfuerzo del rival.

Fotos: Marti Perarnau