Un galés al rescate

El Manchester United a punto estuvo de repetir el varapalo del año pasado en Champions League. Y es que los hombres dirigidos por Sir Alex Ferguson, sufrieron lo indecible para derrotar al Benfica. Los lusos se lo pusieron dificilísimo a los ingleses, auqnue estos callaron la boca de Jose Mourinho, quien había declarado que el Benfica ganaría en Old Trafford.

Y es que un golazo del portugués Nelson en el minuto 27, puso el pánico en Old Trafford. Mourinho se relamía en su sofá, mientras veía la victoria de sus compatriotas y la derrota de su rival en la Premier. Pero fue en el 45, ese minuto psicológico, que deja tocado al que recibe el gol, cuando un buen saque de falta de Ryan Giggs era remachado a la red por el joven Nemanja Vidic. Al descanso se llegaba con todo por decidir, con los ingleses respirando aliviados, y con Mourinho un poco cabreado.

El Manchester asedió la portería de Quim. Un fallón Saha y un excesivamente individualista Cristiano Ronaldo no acertaron a batirle. Pero fue precisamente un centro del joven extremo portugués el que puso el 2-1 en el marcador. El rematador, el galés Giggs. El veterano interior había sacado las castañas del fuego. En estos momentos Mourinho estaba ya sacándose la doble nacionalidad e intentando inventar alguna excusa que decir el día siguiente.

El Benfica hubo de echarse arriba, pero nada pudo hacer. Así un centro de Darren Fletcher era rematado por el francés Louis Saha. 3-1, venganza de lo ocurrido el año pasado y a casa. Mourinho apagó el televisor y Old Trafford se rindió a Giggs y Ronaldo.


El fenómeno resucita
Hablando de Ronaldo, el astro brasileño ha vuelto. Ayer puso el empate que se había puesto muy caro en Kiev con dos goles en los últimos diez minutos. Está de vuelta. Juande ha dicho que Kanouté ayuda más en el juego que Ronaldo. No lo discuto, pero si sale de titular, el gordo (que ya no está gordo por cierto) moja. Si no, al tiempo.


Diario de un caísta: fiebre en el cagómetro
Los jugadores del CAI inician hoy el viaje a tierras húngaras para afrontar un calvario de partido el domingo por la tarde. Según cuenta www.zaragocistas.com, se nos presentan 60 minutos de sufrimiento. Lo primero, la verguenza. Y es que en el balonmano hay cosas que son increíbles. Resulta que en principio los árbitros iban a ser unos eslovenos. Curiosamente ha cambiado. Van a ser dos bosnios. A temblar!!!. Dunauvaros, donde juega el Dunaferr es una ciudad pequeña, donde se vive el balñonmano de forma especial. El pabellón se asemeja a una lata de sardinas, donde el público puede dar collejas a los jugadores si se lo propone. El parquét está encima de una pista de hielo, y la superficie es irregular. 12 goles son muchos, pero a sufrir hasta el final. Vamos CAI!!!