16 de noviembre de 2008

Blanco y en botella...Poyet

El Real Zaragoza sigue acumulando actuaciones pobres en la Segunda División. Convendría hacer una seria reflexión acerca de esta categoría porque se acerca más a cualquier otro deporte que a fútbol. La Segunda no es un infierno, es el pudritorio. Cada equipo es peor y cada juego da más grima. Marcelino todavía no ha sabido encontrar algo que le distinga de este lamentable nivel, con lo que el factor suerte y la calidad de los de arriba son lo único que mantienen al Zaragoza en la parte más o menos alta.

Dicho esto, hoy en la Romareda se celebra un partido entre veteranos del Real Zaragoza y veteranos del Real Madrid en beneficio de ASPANOA (Asociación que lucha contra el cáncer). Y entre otros, allí acudirá Gustavo Poyet. Leo una entrevista en el Diario Equipo en la que Gustavo habla de su experiencia en los banquillos. Se muestra agradecido tanto a Dennis Wise como a Juande Ramos (¿debería?) pero afirma que le ha llegado la hora de dar el paso, de ser él el que asuma responsabilidades como jefe supremo de la dirección de un equipo.

Y lanza otro mensaje: "Mi destino es entrenar al Real Zaragoza". No dice cuándo, ni cómo, pero estoy plenamente de acuerdo con su afirmación. Si algo se ha achacado últimamente al Real Zaragoza ha sido el servir de albergue hospitalario a viejas glorias, véase Pedro Herrera, Miguel Pardeza o Victor Fernández. Crítica basada en los resultados obviamente, pues si no, nadie hubiera reprochado nada. Pero Gustavo es diferente. Semejante carácter y sabiduría futbolística debería servir para darle una acogida en el club. No merece la pena andar gastándose un dineral en el sueldo de un entrenador que igual nos sube, pero que ni satisface el gusto de la Romareda ni justifica semejante salario (haga lo que haga). Yo voto por la campaña: Gus for trainer.